Mientras el turista siempre sabe cuándo y cómo volverá a su hogar, el viajero se lanza a la aventura sin conocer exactamente ni su ruta ni siquiera si algún día regresará a su casa. En el mundo antiguo, el viaje tenía siempre un punto de descubrimiento, un componente intrínseco de aventura motivada por las condiciones de los desplazamientos y, muchas veces, por el desconocimiento de los lugares a los que el viajero pretendía arribar. El viaje en la Antigüedad fue el tema del que se ocupó el V Coloquio Internacional de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza.