En los años noventa, tras la embestida posmoderna, se produjo una escisión. Por un lado se apostó por la investigación a partir
de las nuevas posibilidades que el entorno digital permitía. Por el otro, se recuperó el legado moderno poniendo especial
énfasis en lo tectónico antes que en lo espacial y funcional. Ambas tendencias, con el ímpetu propio de su condición de vías de
escape desesperadas, se enfrentaron, y quedó bien claro su antagonismo irreconciliable.
Sin embargo, las dos ramas escindidas, en principio irreconciliables, de la arquitectura de la complejidad y de la arquitectura
tectónica, tienden hoy en día a una convergencia. Uno de los síntomas de esta aproximación es el renovado interés por lo
material. En las arquitecturas de los últimos cinco años se hace evidente un despliegue de creatividad vinculado a la lógica
material de proyectos.
Así, en este número hemos incluido una heterogénea lista de proyectos que esperamos que constituya un escenario de debate
fructífero para alimentar la discusión sobre la nueva materialidad. Entre los trabajos presentados se incluyen, entre otras, obras
de Ábalos &Herreros, Pich-Aguilera y Kuma &Associates.