El objetivo de este trabajo colectivo es poner a hablar a dos disciplinas como son la filosofía y la arquitectura con el objetivo de mostrar que estas dos esferas no sólo no son ajenas la una de la otra, sino que se necesitan y se interpelan y que con ese empeño se abren oportunidades emocionantes para 'construir el pensamiento', para 'pensar la arquitectura'. Si algo queda patente en los trabajos que acompañan a este libro, escrito a varias manos, es que la filosofía y la arquitectura habitan en una 'vecindad recíproca'. Ambas forman parte de un complejo archivo: nuestra época diversa, plural, multidisciplinar. Porque la construcción es un campo de pruebas que, a la vez que edifica, moviliza la reflexión y constituye el laboratorio en el que los lenguajes se materializan y se
'retuercen' al tener que enfrentarse a programas intempestivos. Y porque, por otra parte, la filosofía despliega sus destrezas abriendo espacios y construyendo problemas, ensamblando las materias, cuestionando las evidencias y poniendo a prueba los sentidos comunes. Los 'planos de intersección entre la filosofía y la arquitectura' son los espacios heterogéneos de la interpretación pero también de la controversia: una (a)puesta en acción desde la que (se) interviene (en) la realidad.
La arquitectura ha de ser, necesariamente, discutida y discutible, porque sólo bajo esta premisa se construye la polis. Por este motivo, se hace imprescindible establecer los puentes entre estas esferas aparentemente autónomas y que, sin embargo, pactan alianzas silenciosas.