En la obra no hay un hilo conductor, salvo el amor por la naturaleza ordenada -claro está-, en esta historia de la jardinería. Los autores, llevados por la libertad de elección de temas, libertad que responde a su experiencia investigadora, nos hablan de la personalidad de los reyes, aristócratas, órdenes religiosas, burgueses y otros que dejaron su carácter, o sus lomos, en el diseño o el trabajo de los jardines. Los autores hablan con la misma soltura y nos transportan con la misma agilidad desde la arquitectura de piedra, cal, canto, ladrillo y yeso, hacia la arquitectura de verdes, colores, aromas y formas con que la habilidad humana se propone domeñar las irregularidades de la Naturaleza.