El Monasterio Cisterciense de San Bernardo es una de las más excepcionales obras del barroco madrileño. Su extraordinaria arquitectura, la potente fábrica de su baldaquino y su magnífica colección pictórica conservada in situ, componen un conjunto de singular belleza. Todos estos elementos han despertado el interés de los investigadores, y existe suficiente bibliografía al respecto, especialmente en cuanto a la arquitectura y la obra pictórica mayor. No obstante, no existen estudios que traten en profundidad el conjunto escultórico, como tampoco se ha trabajado sobre el ciclo de pinturas del retablo. Estas últimas quedan generalmente relegadas a breves comentarios esbozados por todos aquellos que se han ocupado del gran conjunto artístico que compone el Monasterio de San Bernardo. El presente estudio trata de llenar este vacío.