Cuatro años de trabajo e investigaciones, el visionado y minutado de más de un centenar de películas, además de múltiples conversaciones con ingenieros, arquitectos y cinéfilos han sido necesarios para hacer posible este libro, editado por Cinter Divulgación Técnica del que son coautores el ingeniero madrileño Valentín Alejándrez, Gorka Magallón (guionista), Ignacio Bisbal (arquitecto) y Rubén Miguel Pereña (ingeniero de caminos).
La idea del libro, explicó Alejandrez, surgió de un proyecto de conferencia sobre el origen del Cine y al profundizar en el tema nos dimos cuenta de que había una estrecha relación entre la obra civil y el cine, algo que había sido poco tratado en libros, a diferencia de lo que ocurre con la arquitectura.
Así junto con Juan Carlos Arroyo, uno de los impulsores de Cinter, decidimos embarcarnos en la aventura de contar la historia de esta "pareja de película", agregó.
La obra civil -recordó Alejandrez- ha sido protagonista del cine desde los inicios del séptimo arte, con la famosa "Llegada del tren a la estación" de los hermanos Lumiere, filme que asustó a los inocentes espectadores hasta hacerles correr despavoridos.
Inicialmente, detalló, "los pioneros fijaron su mirada en aquellos elementos que podría ser interesante reproducir y encontraron en la obra civil un filón inagotable. Rodaron trenes, puentes, o puertos", con una visión casi documental, que abandonaron a medida que maduró el cine para pasar a contar historias y es entonces cuando la obra civil "pasa de protagonista a localización y escenario" de todo tipo de historias como asesinatos, enamoramientos o desengaños.
En ocasiones es la propia historia de la ciudad, como en "Manhattan" de Woody Allen, la que se despliega dentro de la película y habla de sí misma, o como en "Y el mundo marcha..." de King Vidor, donde la grandeza y miseria de los convulsos años 30 de Nueva York se retratan en una fábula moderna.
La obra civil sirve también, en las películas en las que la acción transcurre en varios continentes, para que el espectador sitúe el lugar de la acción, y así construcciones emblemáticas como la torre Eiffel, el Golden Gate o la gran muralla nos ubican en París, en San Francisco o en China.
Otras veces es la propia obra civil la que adquiere "capacidad interpretativa", para aparentar lo que no es y así -desvela el libro- resulta que la comisaría de "Blade Runner" es en realidad una estación ferroviaria o la fábrica soviética de "Goldeneye", una presa.
Tambien desvela curiosidades de las localizaciones como que la presa que aparece en Doctor Zhivago es la de Aldeadavila de la Ribera (Salamanca) o la estación de tren la de Candanchú.
La obra civil también es capaz de dar título a películas, como "El puente sobre el río Kwai" de David Lean, en la que la obra pública se configura como el campo de batalla de dos civilizaciones que tratan de demostrar su superioridad, aunque curiosamente no haya muchas imágenes del puente ni de la construcción del mismo.
Los cálculos matemáticos, esenciales en la obra civil, también están presentes en este libro, cuyos autores plantean y resuelven, a modo de divertimento, algunos problemas de física hidráulica o cálculo de estructuras para determinar si algunas escenas de películas son factibles, como el salto del puente levadizo de "Blues Brothers" o la utilización de la "burbuja de aire" en una barca volcada en "El temible burlón".
Más de 400 imágenes y 500 carteles a todo color completan esta obra de Cinter que también resuelve algunas incógnitas como si el Puente sobre el Rio Kwai soportaría el paso del tren.