Entre los años 1769 y 1771, Goya viajó y residió en Italia en donde se vio inmerso en la experiencia del Grand Tour que llegó a su apogeo durante la segunda mitad del siglo XVIII. En este libro se analizan cuestiones que tienen que ver con la manera en que el artista podría haberse desplazado, fundamentadas en algunas anotaciones que ha realizado en el Cuaderno italiano conservado en el Museo Nacional del Prado, nos hemos interrogado sobre los documentos que habría llevado consigo en sus periplos, acerca de la identidad de sus contactos cuyos nombres se recogen en el mencionado cuaderno, así como sobre las modalidades de alojamiento a las que podría haber recurrido, especialmente en Roma en donde pasó la mayor parte de estos dos años. Naturalmente, no olvidamos que Goya era un pintor que deseaba completar su formación en el complejo universo romano en donde convivía el academicismo con un significativo número de pintores y escultores procedentes en su mayoría del norte de Europa quienes abogaban por la libertad creativa al margen de la enseñanza reglada. Asimismo, también hemos reflexionado sobre algunas obras y experiencias que habrían constituido una fuente de inspiración para algunos de los bocetos realizados en su cuaderno, sobre las vicisitudes que rodearon la creación del cuadro Aníbal vencedor que por primera vez vio Italia desde los Alpes (1771) con que se presentó al concurso de la Reale Accademia per le Belle Arti de Parma y se proponen nuevas hipótesis relativas a las fuentes visuales y al contexto en que se creó el cuadro de El sacrificio de Vesta.