El creciente uso de materiales de importación para sostener nuestro modelo de vida, el impacto en el cambio climático de nuestro modelo energético y los impactos ambientales de las empresas controladas desde España cuando actúan en el exterior (Repsol-YPF, Endesa, Fenosa, Aguas de Barcelona, ENCE, La Caixa, SCH, BBVA...), actuaciones que se detallan, genera una deuda ecológica, pone en riesgo el desarrollo de algunos de los países con problemáticas sociales más acuciantes, y extiende modelos productivos insostenibles. Nuestro modelo económico ignora la deuda ecológica contraída y exige a los países perjudicados una deuda externa que imposibilita su desarrollo y que en muchas ocasiones se puede considerar ilegítima. Analizar la economía únicamente desde el aspecto monetario, ignorando los elementos ambientales y sociales nos conduce a una serie de políticas y mecanismos económicos que perjudican a grandes partes de la población y al ecosistema del planeta. Son necesarias nuevas propuestas políticas de actuación que nos lleven a una sociedad distinta. El reconocimiento de la deuda ecológica, su restitución, y la toma de medidas para que no se genere de nuevo, suponen el impulso de un modelo económico nuevo y de nuevas relaciones entre los países del centro económico y la periferia. Un grupo de jóvenes universitarios de España y otros países europeos estudian los impactos ambientales, económicos y sociales de la globalizada economía española, los cuales no se producen sólo en nuestro territorio, sino que cruzan las fronteras y perjudican seriamente a ciudadanos de otros países que ven reducida su capacidad soberana y gravemente violados sus derechos fundamentales, a veces incluso el derecho a la vida.