Este libro es el feliz resultado de un proyecto I+D del Ministerio de Economía y Competitividad [HAR2009-12585] y, a su vez, continuación de otro anterior [HUM2006-112947ARTE], que igualmente culminó con otra magna publicación aparecida en 2010. Si entonces analizamos los orígenes del naturalismo en la escultura andaluza e hispanoamericana, ahora hemos dedicado nuestros afanes a su consolidación en el Barroco y en los mismos ámbitos geográficos. Si para las artes, este período cultural en España se considera una verdadera Edad de Oro, en el caso de la escultura esta realidad se erige por derecho propio en algo único e irrepetible, hasta el punto de ser uno de los factores claves de identificación con el arte hispánico.Dos son sus grandes bloques temáticos: por un lado Andalucía y por el otro el mundo Hispanoamericano. En el primero sobresalen por su gran envergadura Granada y Sevilla. Si en la Ciudad del Darro tenemos la gran figura de Alonso de Mena, creador de uno de los talleres más amplios de toda su historia artística, en la ciudad hermana, por su mayor envergadura como tal urbe, aparte de su proyección a las Canarias e Indias, el número de obradores, y en consecuencia de maestros, es mucho mayor, aunque casi todos deriven del genial Juan Martínez Montañés