Durante el primer tercio del siglo XX la sociedad urbana lideró el cambio social y cultural, expresión de los avances de la modernidad y del aumento de la prosperidad del país. Algunos indicadores de la gran transformación que, con cierto retraso respecto a otras sociedades europeas, registró España en este periodo fueron el crecimiento demográfico, la intensificación de los procesos migratorios del campo a las ciudades, la reducción de las tasas de analfabetismo, la expansión de la segunda industrialización, la transformación de los mercados laborales, la consolidación de los partidos y sindicatos de masas, la elevación de los niveles de vida, la primera irrupción de la sociedad de consumo y la creación de nuevos hábitos y estilos de vida. Una de sus manifestaciones más acabadas fue la intensa vida cultural desplegada en las principales ciudades del país. La mejora de las condiciones de vida de la población urbana hizo posible la apertura de los primeros grandes almacenes, la aparición de la publicidad moderna y las nuevas técnicas comerciales que introdujeron nuevos productos, nuevas costumbres y comportamientos sociales. Fue en esa época cuando se asistió a la socialización del deporte y del cine como los nuevos espectáculos de masas, a la vez que la lectura conquistaba nuevos públicos. En fin, primeras manifestaciones de la sociedad de consumo y ocio, sin que ello suponga menospreciar las importantes rémoras que todavía arrastraba la sociedad española de la época. Asimismo, esta obra no ignora la desigualdad social existente en la sociedad urbana de la época, manifestada en las notables diferencias presentes entre los barrios centrales y los nuevos extrarradios, hacia los que fueron empujados los sectores más desfavorecidos. La ciudad moderna analiza la gran transformación que registró España en el primer tercio del siglo XX.