Los espacios públicos cumplen una doble tarea: la de lograr una identidad representativa (y a veces de divertir y complacer al usuario) y la de ofrecer al visitante una lectura muy clara y rápida de sus funciones y los servicios que ofrece. Este es el caso de hoteles, restaurantes, centros comerciales, supermercados, cines y teatros, que a pesar de su gran diversidad tipológica responden a ambas premisas.
Si también incluyen una actividad mercantil de
intercambio comercial, su contribución funcional
deberá estar fuertemente impregnada de contenidos
expresivos.