Este libro no es una historia del pensamiento del paisaje, lo que plantea es la siguiente pregunta: ¿por qué este desconcertante contraste entre las innumerables generaciones que no poseían pensamiento del paisaje, pero que nos han dejado tantos paisajes admirables, y esta generación que, sin dejar de hablar y de escribir sobre el paisaje, lo destruye a gran escala por todo el territorio?