La aparición de El Greco en el panorama pictórico español durante el siglo XVI supuso una revolución tanto en el modo pictórico como en la forma de resolver las composiciones de carácter religioso. Del mismo modo, el artista cretense tuvo que adaptarse a los usos artísticos y comerciales de España. Desde su asentamiento definitivo en Toledo, el Griego se rodeó de un grupo de artesanos y ayudantes que le permitieron hacerse cargo de la realización de retablos, pero también de trabajos menores destinados a una variada clientela donde se alternaba la producción para parroquias, conventos y numerosos particulares.
La apertura de un taller estable en su propia casa, permitió al Greco ocuparse de realizar de manera autógrafa las obras más importantes, así como los prototipos de sus composiciones más requeridas, interviniendo luego en la elaboración de réplicas, variantes y copias, con la participación en diferentes grados del taller. Reflexionar y mostrar esa compleja escala productiva, abarcando a través de obras señeras toda la producción del Greco en España, es el propósito esencial de la exposición El Greco: arte y oficio. Esta muestra se enmarca en los actos de celebración del cuatro centenario del fallecimiento de El Greco, uno de los artistas con mayor influencia en la historia del arte español y vinculado íntimamente a la ciudad de Toledo.