Este libro se propone mostrar cómo durante las décadas de los años cincuenta y sesenta, la construcción de iglesias fue una de las claves de la reincorporación del Movimiento Moderno al panorama arquitectónico español, gracias a la coincidencia entre los impulsos renovadores del Movimiento Litúrgico, las pretensiones éticas de la Modernidad y las aspiraciones de la Iglesia Católica para sus espacios de culto.
En la primera parte se traza la historia litúrgica de la iglesia, se analizan las relaciones entre Modernidad y la arquitectura sacra, especialmente la construida en Alemania durante el siglo XX, y se constata la reivindicación del mecenazgo por parte de la Iglesia Católica, que reunió alrededor del templo a los artistas más destacados del momento. Asó mismos, el libro aborda la cronología de los acontecimientos acaecidos entre 1950 y 1965 en España, para después descomponer minuciosamente el debate teórico que surgió en torno al espacio de culto. La primera parte concluye con dos arquitectos notables: Luis Moya, para quién la arquitectura sacra era la arquitectura en estado puro, y Miguel Fisac, que efectuó sobre la iglesia un proceso de refinamientos sucesivos que, a la postre, se reveló como el eje de su trayectoria vital.
La segunda parte recorre las distintas formas que toma el espacio sacro católico: la catedral, la basílica de peregrinación, la iglesia conventual, el altar al aire libre, la arquitectura conmemorativa, el oratorio, y las iglesias rurales, provisionales y parroquiales, ilustrando cada una de ellas con una obra que adquiere el valor de paradigma. Sus autores son arquitectos que han tenido una innegable importancia en la historia de la arquitectura española: Cabrero y Aburto, Laorga, Fernández Alba, Soteras, Sáenz de Oiza y Romaní, De la Sota, Fernández del Amo, el Grupo R, y García de Paredes. Por eso, se estudia la influencia de su entendimiento general de la vida y de la arquitectura, tanto en el conjunto de su producción religiosa como en esa obra en concreto.