En un intento de desmitificación de los "sabios" presupuestos de la arquitectura socialmente valorada en la década de 1960, Robert Venturi respondió a una serie de nociones que habían guiado a los modernos diseñadores de arquitectura. La experiencia del paisaje urbano formado caóticamente por superposición de elementos cargados de simbolismo y la comprobación de que los ideales de simplicidad, orden y sencillez son diariamente contravenidos por los usuarios de la ciudad y de la vivienda, llevaron a Venturi a proponer un programa de diseño basado en valores de pluralidad funcional y ambigüedad significativa, mucho más coherentes con las exigencias simbólicas de la psicología individual y colectiva.
Obra polémica, Complejidad y contradicción en la arquitectura constituye uno de los más violentos alegatos contra muchas posiciones entonces acríticamente aceptadas y un esfuerzo vigoroso por descubrir modos radicalmente distintos de afrontar los problemas del diseño arquitectónico.