apuesto, elegante y sobre todo distinguido, estos son los epítetos que invariablemente acuden a la memoria cuando se evoca al incomparable cary grant. y sin embargo, el propio cary grant reconocía mejor que nadie las discrepancias existentes entre el sofisticado héroe romántico que solía encarnar en la pantalla y el personaje privado , constantemente acechado por el temor y por una gran desconfianza en sí mismo. si en el cine siempre conquistaba a la protagonista -desde katharine hepburn en historias de filadelfia , pasando por lngrid bergman en encadenados , hasta grace kelly en atrapa a un ladrón-, en la vida real cary grant era incapaz de hallar la felicidad en el amor; no fue, sino hasta sus últimos años y su quinto matrimonio cuando por fin encontró a la mujer que supo proporcionarle la paz y satisfacción que tanto ambicionó.