En una época en la que la planificación urbanística de las grandes ciudades está más cuestionada que nunca, la figura del arquitecto Luis Berges (Guadalajara, 1891- Jaén, 1939) emerge como un referente clásico. Y lo hace gracias al libro Arquitecto Berges (Tinta Blanca Editor), un riguroso estudio humano y técnico sobre un personaje que condicionó la fisonomía de la capital jiennense al ser el artífice del ensanche del primer tercio del siglo pasado, y autor de edificios que figuran entre los más destacados de la arquitectura andaluza de su época. EL l 7 de julio de 1923, Luis Berges, que entonces era arquitecto municipal, recibió el encargo de redactar un proyecto de ensanche de Jaén, con una remuneración de 5.000 pesetas. Este encargo, durante la dictadura de Primo de Rivera, produjo un gran impacto en planeamiento urbano y en la gestión de los ayuntamientos. La promulgación del Estatuto Municipal de 1924, elaborado por Joaquín Calvo Sotelo, iba a dar lugar a la ampliación de las competencias municipales y a una mejor gestión en temas urbanos. El ensanche que condicionó el posterior crecimiento de Jaén contemplaba la expansión urbanística desde el borde de la ciudad antigua hasta la conexión con la estación de ferrocarril, en lo que hoy es la gran avenida del Paseo de la Estación. Para el profesor Rafael Casuso, la calidad urbanística del ensanche se debe a un estudio demográfico exhaustivo para planificar la superficie con la que lograr una densidad ideal de 200 habitantes por kilómetro cuadrado, además de otros estudios geológicos y sobre dotación de agua. El plan distinguía cinco zonas de uso: vivienda y comercio, campos de juego y ampliación del ensanche, industria, establecimientos insalubres y zonas agrícolas. Como espacios libres se proyectaban cerca de 100.000 metros cuadrados en zonas verdes integradas en la urbanización de las viviendas a modo de ciudad jardín. Planificaba también viviendas sociales y servicios públicos como un mercado o un grupo escolar. La calle Arquitecto Berges, las Viviendas Protegidas, el parque de La Victoria o la iglesia de Cristo Rey son sólo cuatro ejemplos de tan magna obra. Casuso es uno de los autores del libro, junto al hijo del urbanista, el también arquitecto Luis Berges Roldán, y el catedrático de Historia del Arte Pedro Galera Andreu. La publicación ha visto la luz gracias al Colegio de Arquitectos, la Diputación de Jaén, el Instituto de Estudios Giennenses y la Universidad. La iniciativa editorial ha querido poner en contraste los claroscuros del urbanismo en Jaén: "El libro trata de aglutinar la arquitectura dispersa de la ciudad de Jaén como consecuencia de tanta absurda demolición, frente a la conciencia y el compromiso por la obra de Berges, que refleja el espíritu de esta ciudad a principios del pasado siglo", asegura el editor de Tinta Blanca, Manuel Mateo Pérez. Luis Berges trabajó en el proyecto de ensanche hasta su conclusión en 1927. Y lo hizo sin remuneración. Fue también el artífice del pabellón de Jaén en la Exposición Iberoamericana de Sevilla. "Dominó como pocos la composición clásica y utilizó los recursos formales regionalistas con elegancia y sin excesos, reinterpretando nuestra secular tradición, a caballo entre Andalucía y Castilla", sostiene Pablo Carazo, decano del Colegio de Arquitectos de Jaén. Berges, considerado un adelantado a su tiempo, fue cambiando su concepción de la arquitectura hasta asumir los postulados racionalistas propuestos por las vanguardias europeas. El sanatorio del Neveral (1930), la Escuela Elemental de Trabajo (1930) o la postrera Casa Almansa -hoy convertida en centro cultural del Ayuntamiento- son claros ejemplos de ello. Berges murió a los 47 años víctima de una grave enfermedad y debilitado por los efectos de la Guerra Civil, que ejerció en muchos intelectuales de la época los rigores de la depuración política.