El arquitecto portugués Paulo David es natural de Madeira y trabaja en el archipiélago. Esta posición geográfica periférica es un dato importante a la hora de contextualizar su obra. En primer lugar porque es el potencial desde el que cultivar parámetros cada vez más resbaladizos en nuestra sociedad contemporánea y globalizada, como son los vínculos con el lugar y sus tradiciones que David implementa en sus proyectos. En segundo, porque la belleza natural propia del archipiélago es la inspiración de todas las obras del arquitecto. Paulo David utiliza la escarpada topografía y las imponentes vistas del cielo y del mar como materiales de construcción esenciales. Sus proyectos se adaptan al contexto pero sin timidez, afirmándose sobre el
lugar y explotándolo al máximo. Como resultado, sus edificios son respetuosos y contundentes respecto al entorno, y los espacios interiores se articulan entre ellos para adaptarse a la topografía generando perspectivas inesperadas del exterior y un ambiente intensamente poético.