Dedicar un libro al estudio de la representación del parapeto en las manifestaciones pictóricas podría parecer, en principio, una tarea sin sentido. El parapeto es uno de esos elementos que de forma tradicional ha venido considerándose un complemento de carácter secundario, que ha pasado desapercibido, carente de interés y significado. El objetivo del presente volumen es poner de manifiesto la importancia de la representación del parapeto en la pintura, desde su aparición en Italia entre finales del siglo XIII y principios del XIV hasta nuestros días. Es un componente estructural de carácter arquitectónico que sirve, en primer lugar, para dar profundidad a la composición y al mismo tiempo para resaltar las figuras que se sitúan atrás. Su nacimiento está ligado a la intención de crear espacio, por lo que se encuentra íntimamente relacionado con el ámbito de la perspectiva. Pero además el parapeto tiene también un carácter simbólico que aparece unido a su función de separar espacios, que pueden llegar a tener naturaleza distinta, como ocurre en la pintura religiosa, y en el especial en el tema dela Virgen von el Niño. El arte profano, de igual forma, supo aprovechar este componente, siendo en el campo del retrato donde el antepecho -como también puede denominarse- alcanzó un desarrollo especial. El parapeto pintado vivió su momento de máximo esplendor durante los siglos XV y XVI. Después de esta última centuria su utilización fue menor, pero nunca llego a desaparecer por completo, de hecho podemos seguir encontrándolo incluso en pinturas del siglo XXI