En un panorama artístico dominado por la abstracción informalista, el movimiento pop irrumpe en España a comienzos de los sesenta, imbuido de un marcado sentido crítico con el marco social, político y cultural de las décadas finales del franquismo. La apropiación y reinterpretación de imágenes procedentes de la prensa, la publicidad, los cómics, el cine, la televisión o la historia del arte. La estructuración de las obras en series, el uso de tintas planas y colores reducidos y estridentes serán sus principales características formales, si bien los artistas españoles plantearán una intervención de claro contenido social y político sobre esa iconografía popular reutilizada. No supondrá, sin embargo, un movimiento colectivo, sino la asimilación por parte de un número reducido de creadores españoles del lenguaje pop americano y europeo de Rosenquist, Lichstenstein, Erró, Adami, Hockney, Rotella, etc., desde intereses y perspectivas diversas, durante momentos concretos de su producción. Para mostrar este entorno, la selección de pinturas que aquí se presenta se ha limitado a los cuatro artistas y equipos creativos mencionados -muy distintos entre sí pese a su referente común de partida-, y al momento en que esos «Reflejos del Pop alcanzaron su apogeo, entre finales de los años sesenta y principios de los setenta del siglo XX.