Fernando Espuelas usa el término materia en su libro para nombrar todos los atributos físicos de la arquitectura. Se ocupa, por tanto,
del papel que juega la fisicidad en la arquitectura, prescindiendo de la pragmática de la construcción, de las técnicas que dentro del
discurso de la arquitectura se han apropiado de su registro físico. Las diferentes voces que invoca no responden al tratamiento de temas
independientes, sino que definen distintos puntos de vista con los que entender a la protagonista única y exclusiva, la materia.
Oscilando entre la filosofía y la arquitectura, su texto intenta fundirlas con la impagable ayuda del arte.
En una sociedad dominada por la imagen, la necesidad de ocuparse de la materia brota como una inconsciente forma de resistencia.
Ahora que se relega insistentemente esta fisicidad, se hace necesario ir aguas arriba en busca de claves que ayuden a redescubrirla,
remontar la corriente para revalidar cuanto de transitiva pueda tener.
'No es otra cosa este ensayo que un plantear preguntas nuevas o nuevas formas de hacer ciertas preguntas permanentes con las
que cercar, a través de su materia, a eso que siempre se escapa y que llamamos arquitectura'.
El silencio expectante que dejan tras de sí sus preguntas queda poblado de conversaciones entre personas distantes en el tiempo,
en el espacio, emparejando por ejemplo a Segal y Thoreau, a Ruskin con Ábalos y Herreros, a Merleau-Ponty con Loos, a Kazuyo Sejima y José Luis Pardo.
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