El Monasterio de Santo Tomé del Puerto, guardián de Somosierra, en un cruce de
caminos, junto al puerto de Somosierra, el Camino Real de Burgos y la confluencia de dos de las cañadas reales más importantes (la segoviana y la occidental soriana), contribuye a desvelar los orígenes del monacato castellano más antiguo.
La conservación de sus pergaminos reales, ahora recuperados para esta edición
crítica, permite a través de un estudio diplomático acercarnos a la vida cotidiana y
protocolaria de un monasterio desaparecido y en ruinas.