Catálogo de la exposición de Teodoro de Anasagasti ( 1880- 1938), dirigida por Ignacio de las Casas. La arquitectura de Anasagasti fue formal e innovadora para su tiempo, aunque tambien historiográfica. Supo adaptarse a lo nuevos materiales, fundamentalmente al hormigon armado, así como a los conceptos de nueva ciudad que quedan reflejados en los espacios publicos por él proyectados.Los que le conocieron coinciden en su gran personalidad y una actitud digna, reflejo de su temperamento batallador, aunque jovial y generoso; pero fácilmente se olvidan sus obras, los éxitos que llevaron a dar su nombre a la calle que da entrada a una de ellas, la antigua Escuela de Náutica.
Teodoro de Anasagasti y Algán nació el 7 de Mayo de 1.870 en la casa nº 1 de la que fue Calle Pescadería, hoy Bidebarrieta, . Hijo de capitán de la Marina Mercante y nieto de pescadores (su abuelo materno fue mayordomo de la Cofradía de Pescadores), parece que heredó de sus mayores el afán viajero que le llevaría a Roma, y más tarde a París, Viena, Munich, Dresden y Berna.
Nada más terminar la carrera tomó el puesto de Arquitecto Municipal de la Villa, donde, inquieto y deseoso de participar, acomete el Ensanche y reforma de las calles Aurrekoetxea y Areilza, y ya en 1.906 comienza a dar muestras de su originalidad enchapando de azulejo unos modestos miradores en la casa de las escaleras de Santa Clara, varios años antes de introducirse el hormigón armado.
A sus 35 años concurre con un atrevido proyecto al Concurso para la Nueva Catedral Vascongada de Vitoria, mostrando sus ideas innovadoras del arte sacro, que le ocupan en sucesivos proyectos de "Cementerio Ideal", "Torre del Silencio", "Torre Gigantesca", "Templo del Dolor", y, mientras construye el antiguo Colegio de San José en la Gran Vía (Arresi), obtiene la Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Madrid de 1.910. Al año siguiente gana la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de Roma.
Sin olvidarse de Bermeo, donde realiza la ordenación del Cementerio de Mendiluz, el Salón Parroquial de Santa María, el chalet de los Vildosola, va atendiendo proyectos y obras de Areta, San Sebastián, Lápice y Anacar, Madrid y más tarde en Málaga y Granada.
Después de haber sido el "Arquitecto-Artista" vasco de moda, de haber visto publicados sus proyectos en el "Blanco y Negro", de haber probado el triunfo a escala internacional, a sus cincuenta años comienza a realizar sus grandes cines en Madrid, aplicando definitivamente la técnica moderna y el hormigón armado, con valientes voladizos. Unos a otros se van sucediendo: el Real Cinema, Monumental, Pavón y más tarde el Madrid-París (hoy Imperial).
Don Teodoro había manifestado en muchas ocasiones sus ideas y opiniones a través de entrevistas y artículos en la prensa vitoriana, en la madrileña y en revistas especializadas, y en la mayoría de los casos también a través de sus alumnos, que le secundaban en todo, y es entonces cuando empieza a editar sus libros que van desde el humor, "Ironía de las Construcciones", hasta la denuncia, "Hundimientos: grandes estafas de la construcción", pero cuyo mejor exponente es su "Enseñanza de la Arquitectura", publicado en 1.923, libro valiente, polémico y renovador muy discutido en su tiempo, que se adelanta casi en 50 años a la realidad actual en que el paso de los años ha acabado por dar la razón a Anasagasti.