La figura de Alessandro Rimini, un protagonista de la arquitectura italiana entre las dos guerras, ha permanecido largo tiempo oculta en el olvido, como consecuencia de las leyes raciales que, durante el régimen fascista, lo obligaron a permanecer en el anonimato. Solo en los últimos años ha empezado a recibir la atención de los estudiosos y ha despertado los primeros signos de interés público por parte de su ciudad adoptiva, Milán. Este libro recorre de manera orgánica su actividad profesional, desde sus primeras experiencias en la Oficina de Bellas Artes y Monumentos de Trieste hasta su larga colaboración con la empresa de construcción milanesa del ingeniero Mario Lucca, para la cual Rimini realizó numerosas salas de cine, una rica serie de edificios residenciales, así como el proyecto ejecutivo del hospital Cardarelli de Nápoles. Atento a las diversas expresiones de la modernidad desarrolladas a lo largo del siglo XX, Rimini demuestra ser un diseñador de una calidad poco común, con una sensibilidad para los efectos de luz y transparencia que deriva de su formación veneciana y una atención a las combinaciones cromáticas, experimentada en su actividad paralela como pintor.