Mucha gente piensa que el Arquitecto es un romántico con un lápiz en la mano. Otros le atribuyen dotes estructurales, artísticos o constructivos.
La labor del Arquitecto se ha convertido en un auténtico combinado de artes dispares y de talentos múltiples. Este libro quiere mostrar de una forma desenfadada, abierta, sincera y muy gráfica, todo lo que al Arquitecto le ocurre en su despacho y en su vida, en sus sanas alegrías y en sus profundas frustraciones, en esos 365 días a lo que llamamos año.
La cámara fotográfica acompañó al equipo de Luís Alonso y de Sergio Balaguer, a modo de mochila cotidiana, en su apasionante y efervescente actividad, para ser testigo del gratificante oficio que responde al nombre de Arquitecto.