Hoy millones de personas se desplazan de un extremo a otro del mundo buscando conocer otras realidades; van con la pretensión de gozar de la vida a través del ocio, con la ilusión de formar parte de un mundo de bienestar y tranquilidad. Y a pesar de los conflictos vigentes y de la innegable realidad de la pobreza y la exclusión presentes en muchos países, al poder viajar nos sentimos afortunados. Y todo ello es, entre otras razones, porque los viajes han dejado de ser aventuras insoportables y ofrendas a dioses ávidos de sufrimiento humano y se han convertido en aventuras estimulantes.Nuestro tiempo se caracteriza pues por la generalización de esta actividad que consiste en salir de un lugar para conocer otras latitudes, otras personas, otros fenómenos y otras culturas con la finalidad no solo del ocio, sino también para aprender. Y entre las realidades que al ser humano nos apetece conocer y visitar están las ciudades, las grandes ciudades del mundo, porque ellas fueron y siguen siendo la cuna donde nació y creció nuestra forma de ser, de pensar y de amar. El afán de conocer es connatural en nuestra especie. ¡Es el conocimiento de nosotros mismos y de los demás lo que nos impulsa a recorrer el mundo y, de esta forma, nos hace más humanos! Este libro trata de la idea de Ciudad Educadora, que forma a sus ciudadanos y a sus huéspedes bajo el concepto de turismo responsable, concebido todo como una nueva Utopía que crece cada día en el seno de nuestras ciudades. A pesar de los formidables obstáculos que se levantan frente a ella, esta idea se abre paso en la mente y en el corazón de millones de personas que la hacen realidad.