Desde el inicio de los tiempos, el hombre ha sentido intuitivamente la existencia de otro mundo: un mundo no manifiesto cuya presencia subraya ' y hace soportable ' el mundo que experimenta cada día. Los principales vehículos con los que exploramos y comunicamos nuestras nociones de ese mundo no manifiesto son la religión, la filosofía y las artes. A semejanza de éstas, también la arquitectura está generada por las creencias míticas y expresa la presencia de una realidad más profunda que el mundo manifiesto en el que existe.