Madrid ha tenido una relación particular con su río, el Manzanares.
Frente a otras ciudades como París o Londres, donde el Sena o el
Támesis fueron incorporados como protagonistas de la ciudad de un
modo natural, Madrid siguió un camino distinto. El Manzanares, pese
a mantenerse en el imaginario colectivo de los madrileños como su
río, como una seña de identidad, esta ha sido más soñada que real.
Las sucesivas olas de crecimiento en población e infraestructuras de
Madrid, hicieron que el cauce del Manzanares apareciera en el dibujo
de la urbe más como una fractura espacial que como un elemento
vivo de la ciudad.
El soterramiento de la Calle 30 a su paso por los seis kilómetros del
cauce fluvial urbano, se devolvió a la ciudad una superficie inmensa,
y de un valor privilegiado por su ubicación, que estaba destinada a
servir como espacio para el uso y disfrute de los ciudadanos.
Entre 2007 y 2011 se ha llevado a cabo un proceso de transformación
urbana teniendo como eje vertebrador el curso del Manzanares por la
ciudad, cuyo objetivo principal del proyecto ha sido: la calidad de vida
del ciudadano. Así, a partir de ahora, podremos decir de nuevo que
Madrid tiene río.
La presente edición nos acerca al gran proceso de transformación
urbana que ha supuesto MadridRío. A través de una amplia selección
de textos de ingenieros, urbanistas, arquitectos o historiadores se
recoge la dimensión poliédrica de esta aventura urbana. Asimismo,
una muy cuidada selección de imágenes a gran formato nos acerca al
pasado del río, al proceso de transformación y a descubrir cómo ha
cambiado la ciudad y la vida de los madrileños de la mano de este
proyecto.