Si los cuadros de Ingres son una de las series más importantes del Louvre, no le hemos prestado sin duda alguna suficiente atención a sus cartones de vitrales ejecutados entre 1842 y 1844 para la capilla Saint-Ferdinand (diecisiete cartones) y la basilica de Dreux (ocho cartones).
Ingres, muy ligado a Louis-Philippe y su familia, estuvo muy conmovido por la muerte accidental del principe Ferdinand, el hijo del rey, en honor de quien la capilla Saint-Ferdinand de las Ternes fué construida en la ruta de París a Neuilly. Es sin duda esto lo que explica la realización en tiempo record (lo que era raro en Ingres) de estos lienzos montados sobre bastidores.
La exposición permite la publicación de un estudio completo de dos conjuntos que constituyen las obras realizadas para la capilla Saint-Ferdinand y la basilica de Dreux, de manera a no olvidarlos ni inutilizarlos, pues se trata de verdaderos Ingres.