La imagen del cuerpo funciona no sólo como un. signo socio-cultural y económico, sino también como un vehículo que ayuda a fijar los roles de los géneros. No existe el cuerpo natural, inmutable y sin condicionamientos, sino'' más bien un código representacional dotado de significados, ideológicos específicos a cada época y emplazamiento".
La representación de la masculinidad (en tanto en cuanto que constructo cultural destinado a justificar la dominación masculina) se ha manifestado siempre con una actitud activa, demostrada o implícita, que le ayuda a controlar la sociedad y le aleja del papel pasivo y subordinado reservado, a la mujer. Así, la figura del hombre viril se apoya en los conceptos de poder y moralidad social y se convierte en la medida de l as costumbres culturales en las cuales ostenta el papel de creador, protagonista y espectador. Esa insistencia en la dureza y la solidez de la masa muscular está subrayando el carácter fálico del poder masculino -y manifestando el clima de inseguridad que el macho siente ante el desarrollo social de los movimientos feministas y queer.
El libro "Hombres de marmol" nace con cl deseo de analizar, comprender y cuestionar esas figuras masculinas que aparecen en las obras de diferentes artistas y escritores (como J. L. David, W. Whitman, H. Melville, A. Rodin, R Nietzsche, E. R. Burrougls, A. Speer, A. Breker, L, Riefenstahl, H. List, J. Cocteau, J. Genet, Y Mishima, Tom of Finland, B. Weber o R. Mapplethorpe), las cuales tienden a enfatizar la conexión entre fortaleza física, invulnerabilidad o firmeza con el grado de masculinidad, dominio o poder que manifiestan. El cuestionamiento de estos estereotipos y la superación de la codificación de los géneros que representan esas imágenes tan sólo será posible si deconstruimos dos de los pilares básicos de la virilidad: la paranoia antifeminista y la irnpenetrabilidad de lo masculino.