Acaso (2001-2003) surge como un intento por establecer una lectura sobre el lugar y la experiencia de la pertenencia desde una perspectiva, a la vez emocional y analítica. La serie sintetiza los elementos abstractos y metafóricos que constituyen un relato poético sobre las distintas formas que puede adoptar el lugar, y se presenta como una documentación de la experiencia de pertenencia, como si se tratara de un diario íntimo elaborado a través de fragmentos interdependientes y complementarios.
Acaso fue exhibida parcialmente en la Galería Helga de Alvear de Madrid en 2004, incluyendo un conjunto de 8 piezas. Un trabajo fotográfico titulado Slow Plumbing de corte muy narrativo, e inmerso en una atmósfera marcadamente cinematográfica, realizado como proyecto para el número 36 de la revista BIG que está dedicado a Javier Vallhonrat, puede considerarse como el punto de arranque de Acaso como serie independiente.
Acaso presenta diversas secciones temáticas centradas en ideas y figuras simbólicas relacionadas con el proceso de pertenencia y apropiación del espacio o del entorno: casa, acciones, túneles y lugares. Sin embargo también permite una lectura entrecortada y fragmentaria, como en una colección de poemas o en un léxico autónomo y autoreferencial.
La idea de pertenencia permite fundar el yo en su sentido más propiamente psicológico y en este sentido las imágenes pueden ser leídas como un archivo de imágenes que ilustran la vida como un proceso de construcción de la identidad individual en relación con el lugar, la casa, el entorno natural, el trabajo, la imaginación, las relaciones con los otros y la soledad, desde una perspectiva personal y emocional y empleando también el silencio, y desde una atmósfera de luz pausada e incierta, situada entre la vigilia y el sueño.
Las imágenes tomadas individualmente aparecen como representaciones sintéticas de ideas y sensaciones, del mismo modo que la literatura de emblemas y alegorías del barroco pretendía condensar conceptos en términos poéticos y representacionales.
En Acaso los componentes personales y psicológicos delinean un recorrido eminentemente ligado a las emociones. Las acciones pretenden abrir un camino a lo lúdico y a lo imposible, ya que están desprovistas de propósitos concretos y muestran así la importancia metafórica del proceso.
La narración implícita de las imágenes queda en parte desactivada por la ausencia de una linealidad o un orden de sucesión, y el modo explicativo se remite a las normas de un léxico que admite cualquier combinatoria, se evade del rigor cerrado del diccionario, y establece correspondencias y relaciones entre las imágenes de una manera que nunca es literal: las imágenes pueden leerse aisladamente o como un relato de conjunto en el que el espectador puede establecer un orden propio siguiendo su intuición. Acaso puede funcionar como una serie de imágenes que establecen el relato desde la experiencia de imágenes que se completan con otras imágenes, extrayendo muchas veces su sentido de todo aquello que no se dice o de lo que dicen las otras imágenes. Como si de un léxico cerrado extrajéramos combinatorias adecuadas que revelaran también nuestro proceso de experiencia de lectura. Una combinatoria que inevitablemente remite a los modos de lectura alternos que propone Julio Cortázar en Rayuela.