El genio de Alberto Giacometti es de sobras conocido por cualquiera interesado en el arte del siglo xx. No asi la figura de Diego, que ha permanecido siempre a la sombra de su brillante hermano. James Lord, testigo privilegiado de los circulos artisticos de Paris, conocio a ambos y tuvo ocasion de observarlos en su habitat natural: el taller que compartian en la rue Hippolyte-Maindron y los bistrots de Montparnasse. El retrato que dibuja Lord de los dos hermanos, construido mediante los dialogos con uno y otro, con Annette, la mujer de Alberto, con las personas de su circulo mas intimo y sobre todo gracias a la mirada afectuosa y perspicaz del propio Lord, resulta a la vez inquietante y conmovedor. Desde su llegada a Paris en el año 1925, Diegose convirtio en colaborador indispensable del ya famoso Alberto, pues era el el experto en las tecnicas del yeso y la forja: no habia escultura que no pasara por sus manos y, de hecho, algunas de las que se pagaron como Giacomettis eran obra suya.Mi suerte fue tener a Alberto, le confeso un afl igido Diego al autor poco despues de su muerte. Por su parte, Alberto no perdia ocasion de mostrar la creacion mas reciente de su hermano a los visitantes del estudio y de subrayar su excepcional talento. Lord no tardo en reparar en como las esculturas de uno eran en buena medida...