Escribía Saramago que viajar debería ser cosa de otro concierto, estar más y andar menos; y un poco más adelante apostillaba que no está bien quedarse sólo un cuarto de hora junto a una construcción que tiene setecientos años. Los autores están de acuerdo con tan oportunas frases, y por eso han escrito este rutero, esta guía desigual, esta compilación de sucesos, en suma, para que el viajero se detenga en multitud de pueblos que tan sólo le sonaban a tránsito y nunca a parada y fonda. Porque lo cierto es que la ciudad de Toledo y su provincia esconden discretamente una gran cantidad de enclaves
que merecen ser saboreados por los cinco sentidos, y en los que hay que posarse hasta que el recuerdo se macere. De esto se habla en esta obra: de cuevas, de montes sagrados, de pozos mágicos, de imágenes llovedoras, de fuentes encantadas o de milagros atronadores... pero, por encima de ello, de pueblos, ciudades y comarcas; eso sí, con orden y regusto a disidencia y heterodoxia.
Se incluye además lo que los autores han dado en llamar «Guía para principiantes», un acercamiento breve pero riguroso al fenómeno mágico, algo así como un índice para que, quien lo desee, tenga las premisas básicas para iniciarse en el mundo de la investigación sobre estas cuestiones.
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