Cuando aparecen descubrimientos científicos asombrosos, es como si el Universo se pusiera a cero. Evidentemente no es así, todo tiene un proceso y aunque existan unas fechas históricas, la realidad sabe que todo ha sido precedido. Pero el descubrimiento rompe la historia, la reedifica, inyectando nuevas energías cuando la batería estaba a punto de gastarse...
La Teoría de la Relatividad -donde el tiempo y el espacio dejan de ser absolutos y conjuga en armonía la luz, la materia y la energía- constituye un nuevo paradigma científico que enarbola la bandera de la modernidad.
En estas condiciones es comprensible el entusiasmo y la entrega incondicional a los nuevos logros científicos por parte de las vanguardias artísticas, por encima de la lógica e incluso del equilibrio.
Estudiar este nuevo big-bang de la ciencia en relación con la arquitectura es el cometido de este libro. Entrar en las vanguardias, en los entresijos de sus inquietudes, en las relaciones entre los protagonistas, demostrar sus logros y anunciar las futuras influencias son temas tratados en esta narración, asentada en el rigor documental de las fuentes originales.
Después de la aparición de un nuevo paradigma vienen períodos de desarrollo lineales, que van formando una nueva tradición. Ahora podemos constatar -y hay estudios que así lo demuestran- cómo estos avances resuenan en las arquitecturas que luego se fueron desarrollando. Pero detenerse en el origen en el que este libro nos introduce, es volver después de cien años a sentir la fuerza arrolladora y la enorme inspiración que sus propuestas y pensamientos mantienen.
Después de Einstein: una arquitectura para una teoría nos situa en el comienzo, en los momentos emocionantes dónde sólo existe el futuro.
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