Este es un libro especial, porque no responde a ningún estereotipo conocido y a la vez confluyen en él registros muy diversos. Puede decirse que nos encontramos ante un diario de viaje, un ensayo sociopolítico, un tratado sobre culturas vernáculas, un compendio de arquitectura, un análisis constructivo, un registro de la diversidad climática, etc. El valor del libro es que es todo eso a la vez y ello permite relacionar conocimientos muy diversos que normalmente son tratados por separado. Puede ser que la especialización necesite clasificar en compartimentos separados las distintas ramas del conocimiento para poder profundizar en ellas, pero este orden también las aísla. Quizás los cambios paradigmáticos del tiempo actual, reclaman cierta disolución del orden académico establecido, para dotarnos de una mirada adecuada con la que explorar nuevamente aspectos de nuestro entorno que hasta ayer considerábamos asuntos agotados. Javier Neila se ha aventurado a viajar por diferentes latitudes del planeta, tratando de comprender y registrar la arquitectura de las comunidades vernáculas, relacionándolas con las particularidades naturales y climáticas de cada lugar. Es un trabajo transversal que enlaza datos empíricos tomados directamente, como la humedad relativa, velocidad del aire o el salto térmico, con la descripción de ritos ancestrales aún vigentes y el registro aparente que todo ello ha dejado en la arquitectura propia de cada contexto. Las construcciones vernáculas aparecen como libros abiertos, para transmitir el conocimiento acumulado por el hombre a lo largo de su larga historia de asentamientos y relación con el territorio natural. Ese es el motivo que impulsa al autor a recorrer lugares y climas remotos, quizás con la esperanza de encontrar invariantes universales que trasciendan las particularidades de cada cultura. Tras doscientos años galopando sobre un desarrollo industrial concebido desde occidente y sin posibilidad ya de extenderlo al resto del mundo, hoy necesitamos replantear los términos de nuestra relación con el medio ambiente. Una mirada a la tradición preindustrial puede ayudarnos en ese sentido, porque las sociedades del pasado dejaron siempre constancia de los límites de su propio equilibrio con el medio. Pero este libro no es un compendio erudito ni un relato nostálgico sobre la arquitectura del pasado, sino un trabajo sistemático en busca de instrumentos para entender y operar en el momento presente. No se trata por supuesto de reproducir componentes del pasado, ni volver a circunstancias anteriores, pero podemos aprender de todo ello, para impulsarnos hacia el futuro de un modo más fiable. Hay además otro aspecto del libro de Javier, que considero particularmente interesante y a la vez novedoso. Siendo como es un estudio sobre arquitectura popular, y referido por tanto a la construcción doméstica, no por ello omite la arquitectura ceremonial y pública, pero ésta sólo aparece como telón de fondo. De este modo, podemos decir que la arquitectura "con mayúsculas" sirve aquí para entender mejor la arquitectura "con minúsculas" y ese giro supone una mirada nueva, pues normalmente se explica la arquitectura representativa desde la visión inversa, como única protagonista del relato histórico