Este libro analiza la historia del grabado y la estampación en Zaragoza, como capital artística aragonesa, a lo largo del siglo XX. Para ello aborda, en un primer apartado, cuestiones definitorias acerca del arte del grabado así como una contextualización que permita entender la repercusión de esta manifestación artística en los ámbitos nacional y aragonés, con especial atención a las cuestiones relacionadas con su enseñanza. En un segundo apartado el análisis se centra en las principales figuras dedicadas a la práctica del grabado en relación con Aragón, constatando ya una acusada diferencia entre la primera y la segunda mitad del siglo, momento en el que se sitúa la renovación de la gráfica en Zaragoza, antes de alcanzar el impulso definitivo para esta especialidad, que se experimentó a partir de los años ochenta con propuestas de carácter multidisciplinar